Hay días en que me siento profundamente triste, no tengo ganas de hacer nada, menos de dibujar. Entonces comienzo a buscar algo que mirar, y quizás encuentro un dibujo bonito, no necesariamente tiene que ser algo exepcional, ni es importante que lo haya hecho yo, pero si tiene que ser bonito, curiosamente me siento mejor. En ese instante sé que si soy capáz de sonreir ante una ilustración, mejor aún si puedo hacer una que a lo largo del tiempo siga robándome una sonrisa, me vuelve la esperanza de que lo bello puede sobrevivir a lo oscuro, de que parte de Lo Eterno, aunque sólo sea una parte muy pequeña, se puede hallar en lo que hago o en lo que otros hacen.
Siento que el arte, en su esencia más profunda posee un poder redentor, es como una experiencia espiritual. Sí, llamo arte a una ilustración. Creo que cualquier cosa hecha por el hombre: música, pintura, ilustración, artesanía, película, etc. que produzcan en los que la ven o oyen, aunque sólo sea a una persona, un anhelo de seguir contemplado, una expresión de asombro y gratitud ante esa belleza a veces inexplicable, entonces podemos llamarlo arte.
No necesariamente lo que me ha conmovido, producirá las mismas sensaciones en otros. Pero si a mí me ha llegado, si ha tocado las fibras más íntimas de mi ser, instantaneamente ese objeto ( musica, pintura, libro,etc) se convierte en una obra de arte. Quizás desconocida para el resto del mundo pero ya no para mí.
A veces las cosas más pequeñas o insignificantes nos traen murmullos, suaves susurros de Dios, el mayor artista, el creador del arte.
Si algo es bello, pienso, que quizás Dios ha puesto su firma allí.
2 comentarios:
Hola Adriana, qué lindas palabras, estoy de acuerdo! gracias por tu visita!
Lo mismo digo, haz inaugurado el panel de los comentarios, y como todo lo nuevo me ha llenado de emoción!!Gracias por poner tu hadita en mi blog!
Adriana
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